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28 nov 2012

Reserva provincial Los Sosa

La provincia de Tucumán tiene mucho para ofrecernos. A los pies del cerro Aconquija, se caracteriza por la calidez de su gente, por sus fuertes tradiciones, la belleza de su paisaje y su deliciosa comida regional.

Uno de los atractivos que no podemos dejar de conocer en nuestra visita por el norte de Argentina es la Reserva Provincial Los Sosa. Poca gente sabe de su existencia aunque ha transitado por su camino numerosas veces. Ubicada en el departamento de Monteros, se encuentra a pocos kilómetros de la capital San Miguel de Tucumán.

La reserva Natural Los sosa se extiende desde el km 30 hasta el km 38 en el hermoso camino que conduce a Tafi del Valle por la selva tucumana. Su predio es de grandes dimensiones, ocupa 910 hectáreas y allí podremos apreciar la vegetación selvática de las Yungas, también llamadas selvas de montaña. Fue creada en 1940 en la ruta hacia los Valles, con el fin de preservar las yungas, ecosistema cada vez más amenazado por el accionar del hombre.

Su nombre deviene de su atractivo principal: el río Los Sosa, un importante río de montaña. Se trata del mismo caudal que atraviesa Tafí del Valle, y se extiende desde los dos mil metros sobre el nivel del mar, hasta los 400 metros en la zona de llanura. En la temporada de lluvia es un espectáculo imponente ver el río crecer, la fuerza del agua se vuelve magnánima arrasando con piedras gigantes y arboles.

En nuestro recorrido por la reserva encontraremos dos puntos que no debemos dejar de visitar: una amplia explanada en el km 22 y el tradicional Monumento al Indio.

Quienes se detengan en la explanada tendrán la oportunidad de descender hacia el río. Un retiro en donde la calma y el verde de la frondosa vegetación nos permitirán conectarnos con la naturaleza. Sólo será necesario sentarse a descansar y relajarse: escucharemos el sonido de los pájaros y la melodía de las aguas zigzagueantes. Quien lo desee, podrá probar suerte con la caña de pescar en el río Los sosas: un paraíso de truchas. El Monumento al indio, también conocido como chasqui, se ubica en un mirador que ofrece una vista inolvidable del lugar. Cuenta con una escultura de más de 6 metros de altura ubicado sobre una base de piedra de no menos de 10 metros. Fue realizada por el artista tucumano Enrique Prat Gay. Chasqui significaba en quechua, lengua hablada por los habitantes del Tahuantinsuyo, “el mensajero”. En la antigüedad, los chasquis garantizaban la comunicación en el imperio Inca, permitiendo el dominio de las distintas zonas. El indio de la escultura representa a uno de esos mensajeros que recorrían a pie el imperio, cuyo extremo se situó en la provincia de Tucumán.

En la reserva Los Sosas la vegetación nos encanta con su riqueza indescriptible. Podremos observar los tres tipos de yunga a medida que subimos en altura. No pierdas la oportunidad de conocer este encantador sitio tucumano.

Ruinas de Condorhuasi en Tucuman



Tucumán es la provincia más pequeña de la Argentina, y se denomina popularmente como “el jardín de la República”. Adquiere esta denominación gracias a la belleza de sus entornos naturales, su rebosante vegetación y su propicio clima, que en otoño y en invierno también son bastante cálidos. Forma parte de la región geográfica del Noroeste Argentino (NOA), y también, se encuentra ubicada dentro de la Región del Norte Grande Argentino. Colinda al norte con la provincia de Salta, al este y sur con Santiago del Estero y al oeste y sur con Catamarca. La ciudad de San Miguel de Tucumán fue designada como capital.

Además de su belleza natural, la provincia de Tucumán es muy visitada como espacio histórico. Su patrimonio arquitectónico, sus calles y rincones, tienen mucho para contar acerca de la historia de la independencia de un país llevado adelante por hombres y mujeres comunes. La grandeza de su cultura y de su historia, se ve materializada en diversos espacios que hoy se ponen en alza como símbolos de los argentinos.

Por otro lado, la geografía tucumana postula un lugar muy interesante para explorar detenidamente. Un espacio marcado por las sierras, los valles, los cerros y la cadena montañosa de la Cordillera de los Andes.

En este sentido, entre el intenso verde de los valles tucumanos, podemos mencionar a las espectaculares Ruinas de Condorhuasi. Ubicadas entre Cafayate y Tafí del Valle, este increíble sitio arqueológico posee una historia que forma parte de la identidad tucumana. Las ruinas se presentan como el lugar en donde se refugiaron algunos aborígenes después de la caída de los Indios Quilmes, en manos de los colonizadores españoles, allá por el año 1667. La historia antigua cuenta que este sitio ya había sido ocupado por grupos indígenas de agricultores y pastores poco después de comienzo de la era cristiana, y obtuvo un fundamental desarrollo entre los años 1000 y 1500.

En la actualidad, se puede recorrer la parte central del lugar. Allí se encuentra una superficie cubierta con terrazas de cultivo, obras de irrigación y estructuras habitacionales tradicionales realizadas en piedra, y muy similares a las de los Quilmes.

Asimismo, en las ruinas se pueden recorrer los cementerios de las civilizaciones ancestrales. Los visitantes podrán inmiscuirse en ese espacio y descubrir algunos detalles curiosos, por ejemplo, que los entierros de adultos se realizaban en cestas de piedra cubiertos por una piedra plana y que, en cambio, los niños eran inhumados en urnas de alfarería. También se descubrió, a través de investigaciones antropológicas, que la cerámica que se encuentra en las Ruinas de Condorhuasi corresponde al estilo Santamariano del Período Tardío, que va desde 950 al 1470 D.C.

Recorrer este lugar, cargado de relatos, de narraciones y de luchas. Un espacio que es testimonio de una civilización tan importante, que es material de un estilo de vida específico. Los acontecimientos históricos siempre dejan huellas, y la historia misma, en el presente, se transforma de manera permanente, y deja evidencias que podrán ser leídas por las futuras generaciones.

B.Nocioni.