27 nov 2012

Salinas Grandes en Salta


De todos los hermosos lugares que se pueden visitar en la Argentina, la provincia de Salta es una de las más maravillosas. Es que no por nada es conocida tanto nacional como internacionalmente como “Salta, la Linda”, dados sus fantásticos paisajes y sus múltiples atracciones naturales. Sus diques, sus molinos, sus vides y sus pequeños poblados pintorescos que parecen atrapados en el tiempo. Y esto son solo algunas de las alternativas que los visitantes tienen la posibilidad de encontrar aquí, ya que esta increíble provincia tiene mucho más para ofrecer.

Sin embargo, uno de los principales puntos de interés en toda la provincia no entra en ninguna de las categorías antes mencionadas. Es que estamos haciendo referencia a las Salinas Grandes, un atractivo extraño y diferente a todos aquellos que los turistas tradicionales están acostumbrados. Es que este fabuloso espacio natural solo tiene su encanto natural para capturar la atención de quienes llegan hasta él, a diferencia de otros lugares que cuentan con una infraestructura preparada para fines turísticos.

No obstante, no nos adelantemos, ya que aun resta conocer un poco más de la historia y las propiedades de este enorme salar salteño. A decir verdad, y pese a que estemos hablando de uno de los mayores atractivos en Salta, lo cierto es que estas salinas no son propiedad exclusiva de tal provincia. Sucede que la extensión de las mismas es tal que también llegan hasta la vecina provincia de Jujuy, que comparte este maravilloso atractivo natural.

Es que las Salinas Grandes tienen una extensión de unos 212 kilómetros cuadrados y abarca parte del departamento jujeño de Tumbaya y otra parte del departamento salteño de La Poma. Así, este salar nace hace  muchísimo tiempo (entre 5 y 10 millones de años atrás), fruto de la intensa actividad volcánica de la zona. Sucede que los volcanes hicieron que las aguas existentes en estas extensiones se enriquecieran en sales. De este modo, y luego de un largo proceso de evaporación, se formaron las que hoy conocemos con el nombre de Salinas Grandes.

De esta manera, cualquier persona que llegue hasta este verdadero desierto salino se encuentra con un espectáculo realmente acogedor que lo cubre todo hasta perderse en el horizonte. Además, la sola experiencia de caminar por tales tierras es realmente extraña y fascinante, dado que todos los pasos dados por los visitantes se hacen sobre un costra salada cuyo espesor promedio es de 30 centímetros.

Pero, a decir verdad, la verdadera experiencia solo se corona con esta caminata en el desierto salado. Lo cierto es que la excursión que lleva hasta las Salinas Grandes se ha convertido en un recorrido favorito por todos los turistas gracias al paseo que se emprende antes de llegar a este inhóspito destino. Sucede que, partiendo desde la ciudad capital, es posible disfrutar de vistosos pueblos norteños, entre los que se cuentan Yala, Volcán y Tumbaya (si se toma por el lado de Jujuy).

Asimismo, un detalle que no se puede escapar a quienes estén considerando una visita a las salinas es que las mismas se encuentran a una gran altura por sobre el nivel del mar. Para ser un poco más precisos, el salar se encuentra a casi 3500 metros sobre el nivel del mar, lo cual solo suma a la experiencia, dado que el zigzagueante camino irá hacia arriba casi en todo momento, lo que permitirá admirar los paisajes de los alrededores desde una vista privilegiada.

Obviamente, y más allá de la innegable belleza de este desafiante camino, las verdaderas estrellas siguen siendo las Salinas. Es que una vez allí será posible que los turistas sean testigos del proceso de industrialización de la sal, que se realiza en unos imponentes piletones; almorzar en el mítico Restaurante de Sal y hasta llevarse un recuerdo a sus ciudades de origen, los cuales muestran el dedicado trabajo de los artesanos que trabajan la sal.

Finalmente, y pese a que el viaje (cuya duración se extiende durante varias horas) puede resultar agotador, la recomendación es no perderse los atardeceres en este mágico paraje. Es que no hay nada que se compare con ver el sol esconderse entre las montañas aledañas, mientras sus rayos y luces juguetean con los cristales salinos que se distribuyen por doquier en todas las direcciones.

En definitiva, las Salinas Grandes son uno de esos grandes tesoros que se esconden en los rincones de ese maravilloso país que es Argentina. Con su rústica belleza y con sus imponentes dimensiones, este es un atractivo que nadie que visite la Puna debería perderse. Es que el mismo rehúye de las atracciones turísticas tradicionales para ofrecer algo diferente, único y que no se ve todos los días. Y es en ese aspecto extraordinario donde reside el valor de una visita a uno de los salares más grandes de toda la República.


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