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22 oct 2012

Fiesta del culto a la Pachamama

La región del Noroeste argentino se caracteriza por tener una rica tradición de festividades y celebraciones populares que perduran a pesar del paso del tiempo. Uno de los festejos milenarios que año a año se repite en suelo jujeño, así como en las demás provincias del norte, es el culto a la Pachamama.
 
Tradición heredada de los antiguos pobladores, el imperio inca, se repite todos los 1 de Agosto cuando los pueblos se reúnen para rendir culto a la tierra. La creencia incaica la define como la diosa de la agricultura comunal, protectora de los cultivos y alimentos.
 
La Pachamama, conocida también como la Madre Tierra, es considerada la madre que protege, respalda y alimenta a los humanos. Diosa de la tierra y de la fertilidad, preserva la actividad agrícola (sustento por excelencia de los pueblos andinos, principalmente del imperio inca). En las provincias del norte, la adoración a esta mítica figura se realiza durante todo el año. A pesar de que el calendario indica que la celebración es el 1 de Agosto, los festejos y el culto a esta diosa perduran durante todo el mes.
 
El rito, basado en una idea de reciprocidad (darle a la tierra para luego recibir), consiste en brindar ofrendas a la Madre Tierra como forma de agradecimiento por lo obtenido en el año anterior y para pedir por nuevas intenciones. Según la tradición, los pobladores le entregan a la Pachamama aquellas cosas (bienes, alimentos, cultivos) que desean tener en el año. Tradicionalmente se ofrecen comidas típicas acompañadas de tabaco, hojas de coca, entre otras.
 
Para comenzar el culto, los habitantes se reúnen en puntos en donde realizan un profundo pozo en la tierra para enterrar las ofrendas. Dicho pozo es decorado con guirnaldas, pétalos de flores y papel picado. Alrededor del mismo se ubican los grupos para realizar cada uno su ofrecimiento, mientras quien preside la ceremonia (generalmente ancianos de la comunidad) preparan todo para el entierro. Las mujeres suelen colocar en el pozo ollas de barro con las mejores comidas de la región (locro, chancao, Tichtinchas), a las que agregan granos de maíz y mazorcas así como también papa, quinoas y habas. Se ofrece además como símbolo de lo que los habitantes esperan no les falte durante el año próximo, carnes de cordero y de cabra. Acompañando a esta comida, se entierran bebidas; vinos, gaseosas y productos regionales como la Ulpada (bebida elaborada a base de harina de maíz), además de hojas de coca y cigarrillos.
 
Reunidos alrededor del pozo los habitantes dan gracias por la protección y los alimentos brindados y piden prosperidad. Una vez enterradas las ofrendas, los hombres y mujeres cierran el pozo utilizando solamente sus manos. Cuando el pozo esta completamente cerrado, se le “da de fumar” a la Pachamama. Simbólicamente, se está ofreciendo el humo de los mejores cigarrillos en representación de otro placer terrenal.
 
Un festejo rico en creencias, ritmos y bailes, el culto de la Pachamama es una celebración mítica en el norte argentino. Una experiencia de contacto con las raíces más profundas de la cultura y la historia del país.