La mayoría de las personas saben lo que es el
carnaval. Se puede decir que este tipo de atractivo constituye una fiesta pública y tradicional de algún pueblo,
lugar o región. Esta festividad
data de muchos años atrás y sus
orígenes se remontan a las fiestas de adoración al vino con su propio Dios
denominado Baco entre otros tantos. Siguiendo la línea de la historia muchos
afirman que estas festividades han sido heredadas
de los Egipcios y Romanos.
Vale recordar que estos últimos se han
caracterizado por grandes fiestas y tertulias sociales.
A nivel mundial hay carnavales que gozan de
prestigio y reconocimiento global, como el de Rio de Janeiro, Colombia,
Venezuela, México entre los más sobresalientes o destacados. En esta ocasión y volviendo a la República
Argentina daremos un pequeño viaje por La Rioja y un carnaval impoluto e
impecable. Se trata de “La Chaya” palabra que proviene del
quichua y encarna una tradicional leyenda.
Chaya era una joven y bella india que se
enamoró de Pujllay, príncipe de la tribu quien nunca le brindo atención. Tal fue el desconsuelo de esta que se perdió en
medio del monte a llorar su desamor. Cuenta la leyenda que de tanto llanto se convirtió en nube. De allí se desprende un
sentido semántico que alude a mojar o
rociar. Se dice que cada año llega como lluvia y un
dato importante es que el agua no abunda
en la ciudad. Esta bella indiecita representa al agua mientas
que el príncipe representa alegría gozo y juego. Esto se ve directamente relacionado con una
celebración que se lleva a cabo al fin de
la cosecha, y se ofrece en agradecimiento por el trabajo y los
beneficios recibidos.
Se da una vez al año y por lo general en el mes
de febrero. Si bien se festeja en la capital riojana, es bueno aclarar que la
fiesta típica y autóctona se da en las localidades de Famatina, Chilesito y
Nonogasta. Como toda fiesta popular tiene un Dios propio
al cual se venera, como ya se menciono Pujllay,
quien nacerá un sábado anterior al
carnaval para luego ser enterrado.
Dejando la historia de lado, es un evento que
habla y muestra con claridad la historia del lugar, haciendo un recorrido por
su pasado, antecesores diaguitas y la historia de una comunidad con una cultura
rica y vibrante.
Se festeja con muy poco pero simbólicos
elementos, tales como, harina de maíz en representación de lo que se cosecha,
agua y porque no un bueno vino para tomar y hasta salpicar. Año tras año se convocan en el carnaval de La
Rioja artistas de primera línea como El
Chaqueño Palavecino, Soledad Pastorutti, Cantores del Alba entre otros, además
de grupos locales propios.
Una curiosidad es que los lugareños disfrutan
de las zambas, chayas y chacareras jugando mientras estos cantan y no sentados
en una silla como es habitual ver. La fiesta dura pocos días, pero se vive con
demasiada intensidad y algarabía. Color, música, canto y amistad se observan en
cada rincón. Además se pueden degustar comidas típicas, artesanías y bailes
representativos. No hace falta viajar muy lejos o gastar mucho dinero,
Argentina tiene lo mejor de los carnavales y La Rioja es un gran ejemplo de
esto.